Esta joven que normalmente hacía sufrir a los pretendientes ahora se encontraba ante uno que al mejor estilo de un cuento de hadas, su corazón se aceleraba cada vez que lo veía y se ponía nerviosa cada vez que se enteraba que vendría.
Pasó el tiempo y muchas cosas más, y el dulce pretendiente, que no podía con su genio, buscó otras novias, desde aquellas con las cuales pasar el rato hasta aquella, quizá la menos agraciada, pero con la cual finalmente se casó y formó su familia (y no es la joven de la cual hablamos al inicio).
La hermosa joven hacía oídos sordos ante aquellos que le decían que esta persona no era para ella, aún cuando las evidencias eran claras, que tenía una doble vida, que andaba con una y otra, ella fue persistente confiando que el amor triunfaría al final.
Sin embargo, al final lo que triunfó fue la verdad, lo que tenía que suceder, sucedió y un niño venía en camino. Al momento de acudir y pedir que cumpliera con su responsabilidad, el amable y gentil joven, con la sonrisa oportuna y la palabra precisa, se transformó en un monstruo que escogió las peores opciones y profirió las peores palabras con el único afán de acabar con la relación y el problema.
Tiempo después aquel hijo que nació y se hizo hombre escucharía de su propia madre, con lágrimas en los ojos que nunca entendió por qué él tuvo que portarse así, si ella nunca le hizo nada malo y su único delito fue quererlo y creerle.
A veces cuando nos cuentan una historia, la almacenamos como quien toma notas en un libro y no nos ponemos a pensar en ella sino hasta que alguien nos cuenta algo parecido y nos viene ese Déjà vu de que esto ya lo hemos visto u oído en otro lado.
La historia anterior si bien resulta triste, pareciera reaparecer para recordarnos e identificar similitudes, como cuando la madre le contaba innumerables veces las cosas que hacían con el papá cuando enamorados, desde la película que vieron hasta quizá la última vez que fueron al cine o la vez que visitaron cierto parque o cierto lugar, cosas que en la memoria del padre no pasan de ser un recuerdo ya borrado, casi imperceptible, pero que en el corazón de la madre siguen tan vivos como una llama de una antorcha, con ese brillo yu fuerza de las cosas que nos calan hondo y que nos arrancan un suspiro.
Pero la vida es simplemente un juego cruel donde no siempre ocurre lo que queremos, lo que parece bonito y perfecto no dura y normalmente pasa algo inexplicable que cambia el curso de la historia aún cuando racionalmente esperamos que algo bueno suceda porque así debería ser.
Luego de varios años nos damos cuenta de la consecuencia de una decisión, un niño que creció sin sus dos padres y un padre que formó otra familia lejos de su primogénito, todo ello por decisión de solo él.
Alguno dirá que todo esto le parece bien, que así son las cosas a veces, pero no es tan simple, más aún afectando a tanta gente, con el sufrimiento de una madre que nunca pudo contar con el padre aún en los momentos más difíciles, que vive de recuerdos que no volverán ni ocurrirán nuevamente, con la incomodidad de una esposa que aún sabiendo que se trataba de un padre que no cumplía con sus obligaciones lo escogió como esposo.
Si revisamos bien la historia siempre hay un afectado, la enamorada que sufría mucho al saber que el joven era infiel, el niño que nunca pudo contar con su padre pese a las innumerables promesas de que volvería mañana o el otro mes, la esposa que nunca pudo confiar en su esposo pues siempre supo que hubo alguien más en el pasado y que por ese motivo tenía que seguirlo como un candado, la familia que se vio involucrada, siempre hay alguien, en cada episodio y capítulo de la historia.
Definitivamente cuando las cosas no se hacen bien, alguien sufre y alguien paga y aún cuando este hijo indica que no hubo situación mejor en la que se hubiera dado su crianza, educación y aún cuando tuvo todo el amor que una madre pudo dar creo que las cosas pudieron ser mejor para todos. El tambien fue lastimado por un padre irresponsable, que su único mérito fue traer un niño al mundo quizá con una persona maravillosa que siempre mereció alguien mejor en su vida.
A veces las historias nos aburren, pero algo bueno sacamos de ellas, "quien no conoce su historia está condenado a repetirla" dicen muchos por ahí